INTRODUCCIÓN
Te invitamos a tomarte el tiempo de Adviento como un momento para dejarse encontrar por Dios. Sí, es verdad, el Adviento es un camino… pero en el que sabemos que Dios ya ha dado el primer paso y que correrá a nuestro encuentro en cuanto nosotros nos abramos a su presencia.
Dios está presente siempre, en cada momento de nuestra vida. Pero no siempre estamos lo suficientemente “conectados” con él para escucharle. Las prisas, los agobios, los miles de anuncios y ofertas, las deslumbrantes luces de este tiempo, nos aturden y nos restan capacidad para entrar en nuestro interior y prepararnos a vivir el Adviento y la Navidad desde el interior, desde lo profundo del corazón para acoger la encarnación de Dios.
Ante la complejidad del momento que vivimos y ante la superficialidad que acompaña a la dinámica consumista de este momento, les proponemos vivir este tiempo de Adviento en clave de INTERIORIDAD y vivir este tiempo de esperanza con apertura y confianza.
Sólo desde la profundidad de nuestro corazón podemos dejarnos sorprender por Dios que viene a transformar nuestro mundo. El Papa Francisco nos invita a vivirlo desde el corazón.
“En este tiempo de Adviento estamos llamados a alargar el horizonte de nuestro corazón, a dejarnos sorprender por la vida que se presenta cada día con sus novedades”.
Deseamos que este material ayude a nuestras comunidades educativas a vivir este tiempo con el verdadero sentido de la Navidad, desde el ENCUENTRO, la ALEGRÍA y la ESPERANZA.
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO:
“La vida está preñada de Dios”
El cuarto domingo nos acerca ya al nacimiento de Jesús. Esta semana es un tiempo de contemplar en nuestro interior a María, como mujer de fe y como madre, que “guardaba todas estas cosas en su corazón”.
Es una invitación al silencio interior para aumentar en mí el deseo de su presencia, dejando de lado todo aquello que no nos deja tomar conciencia de su venida.
1. Para comenzar la oración:
Hago silencio, busco dentro de mi cómo estoy; qué deseos me habitan. Tomo conciencia del amor que Dios me tiene y que se manifiesta en rostros y situaciones particulares. Le pido que me ayude a mirar a María que me enseña con su actitud y con su vida a cuidar mi vida interior. Le pido a ella que esté presente en esta semana de esperar a Jes{us.
2. Lecturas de la cuarta semana de Adviento
En la primera lectura el profeta Miqueas 5,2-5 nos habla de “cuando dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces… él pastoreará con fuerza y con la majestad del nombre del Señor. El mismo será la paz… Él será el que nos libre”
Salmo 79. “Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”.
Repite en tu interior esta parte del salmo y piensa lo que esto significa en tu vida y en la vida de los que te rodean.
La segunda lectura de Hebreos 10,5-10, nos habla de quién es este niño tanto tiempo esperado y por qué ha venido a nosotros. “Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo… Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad”. Este es el corazón de la persona de Jesús: su entrega que nos salva y santifica. Su presencia entre nosotros nos enseñará cómo mantenernos firmes y fieles a la voluntad de Dios.
Piensa qué significan para ti estas palabras de la carta a los Hebreos
¿Cómo la puedes hacerlas tuya en el día a día de tu vida? ¿Qué es para ti la voluntad de Dios?
Pide la fuerza del Espíritu para que te ilumine y encuentres maneras concretas de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
Evangelio de Lucas 1,39-45 “¡Dichosa tú que has creído porque lo que te dijo el Señor se cumplirá!”
3. Comentario al texto del Evangelio
Este pasaje nos relata el encuentro de dos mujeres embarazadas: María e Isabel. Ante el saludo de María, el niño que Isabel trae en su vientre salta de alegría. El gozo es la primera respuesta a la venida del Mesías porque nos sabemos amados por Dios.
Isabel, “llena del Espíritu Santo” pronuncia una doble bendición: declara a María “bendita entre todas las mujeres” por ser amada y privilegiada por Dios El segundo motivo de su elogio: “Bendito el fruto de tu vientre”, Jesús, el que lleva en su seno, se encarna en el cuerpo de María. Dos mujeres frágiles y fuertes a la vez porque tienen la fuerza del Espíritu. Dos mujeres creyentes que escuchan a su Dios. Dos mujeres sencillas, del pueblo que son tan fuertes como los niños que darán a luz para el mundo.
Así es como se acerca Dios; a los pequeños de la tierra, a las minorías, a los humildes. Ahí Dios se hace humano, se hace hermano, se encarna y está entre nosotros.
4. Un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
Te invito a que leas despacio este texto de la visitación, como si fuera la primera vez. Míralo con ojos nuevo, escúchalo con los oídos del corazón, saboréalo y descubre en sus palabras la vida que te regala en este momento de tu vida
Termina con una oración de agradecimiento: Gracias señor, por lo que has sembrado en mi corazón en este tiempo de Adviento, en el que esperamos tu venida. Quiero recibirte con alegría y acoger a todos los que tengan necesidad de ser recibidos. Gracias, Jesús, por ser uno más de nosotros. Amén
5. Concluyo con este canto:
María, mujer fuerte de Salomé Arricibita