El Pueblo es sólo un «resto», un resto de Esperanza. No lo dejemos sólo entre guardias y príncipes. Es hora de sudar con su agonía, es hora de beber el cáliz de los pobres y erguir la Cruz, desnuda de certezas, y quebrantar la losa—ley y sello— del sepulcro romano, y amanecer de Pascua. Pedro Casaldáliga